Las prosificaciones de las Cantigas de Alfonso X el Sabio aparecen al pie de las páginas del Códice T.j.1. de El Escorial y constituyen un documento de interés excepcional para conocer el tratamiento lingüístico y estilístico de una parcela que, hasta hace poco tiempo, creíamos que no había cultivado el Rey Sabio: la prosa «castellana» referida a hechos hagiográficos.