Mientras a lo largo del Camino de Santiago se difundían desde época temprana ciertos esquemas del Protogótico francés, en convivencia con el Románico, Cataluña se mantuvo durante más tiempo fiel a este último estilo. Las catedrales, los nuevos monasterios y las iglesias de las ciudades más importantes, aceptaron plenamente el Gótico a partir de las décadas finales del siglo XIII, en base a fórmulas experimentadas algún tiempo atrás. Pero en el medio rural la resistencia fue más contundente.Un ejemplo claro de la pervivencia del Románico se observa en la iglesia parroquial de Forés. Enclavada en una de las zonas más agrestes de la Conca de Barberá, Forés es hoy una pequeña población que ha conservado su antigua iglesia medieval.