Autor según el artículo: Gutiérrez-Solana Salcedo, Federico
Resumen: El valor social de cualquier actividad debe establecerse por comparación entre los resultados de la misma y lo que estos representan para la sociedad en su conjunto, no exclusivamente para los responsables de ejecutarla, y, con preferencia, en su entorno más próximo. La relación que así se establece entre universidades y entornos, por la funcionalidad de las primeras, es reflexiva estableciendo un círculo virtuoso. Las sociedades demandan funcionalidad a las universidades y contribuyen a su financiación y estas devuelven a la sociedad los resultados de su actividad, de forma que si éstos tienen valor es porque generan crecimiento con el que la sociedad incrementa sus capacidades de apoyo y sus demandas a las universidades (1). La investigación de las universidades tendrá tanto mayor valor social cuanto más active este círculo de inter-apoyo virtuoso. Para ello sus resultados deben medirse en cómo contribuyen al desarrollo económico y social, en sus pasos sucesivos: conocimiento creado; su transferencia para aplicaciones de innovación y desarrollo; competitividad del sistema productivo, y, finalmente, modelo de sociedad y bienestar propio (autónomo, elegido libremente). La Figura 1 ilustra esta cadena enganchada a la investigación, propia de las sociedades de economía innovadora, en cuyo colectivo se encuentra España, tanto en su conjunto, como parcelada en sus diferentes Comunidades Autónomas. El gráfico que acompaña a la Figura 1 indica la relación entre resultado inmediato de la investigación, conocimiento generado, verdadera materia prima sobre el que apoyar el crecimiento de una sociedad, y que es válido para sus ejecutores, los investigadores, y lo que demanda la sociedad: crecimiento desde la innovación y la competitividad productiva. Como existe un ángulo máximo para optimizar el alcance del tiro parabólico, en cuyo modelo se basa cualitativamente la relación planteada, el desarrollo requiere de una inversión óptima en conocimiento con la que se obtienen valores máximos de los resultados posibles, siempre que se canalice adecuadamente la transferencia del conocimiento generado, siendo este último la altura en el modelo. Es importante acomodar la inversión adecuada para que el conocimiento creado sea aprovechado con máxima capacidad de transferencia, no sobrepasarla pues alcanzar mayores cotas de conocimiento no supondrían mayor capacidad de transferencia, haciendo ineficaz la inversión. Así, analizar la investigación como valor social de las universidades, entidades a considerar sin duda como bien público, exige valorar sus resultados de generación de conocimiento, la inversión realizada, y los resultados de innovación y competitividad alcanzados, como consecuencia de su transferibilidad, en el sistema relacional universidad-entorno considerado. También comparar las relaciones de causa-efecto establecidas entre sistemas semejantes dentro de sociedades pertenecientes al mismo modelo de economía y de anhelo de bienestar social. Se podría así comparar el valor social de la investigación de diferentes universidades o, por agrupación de estas, de sistemas universitarios completos. Aquí se hace el análisis desde la perspectiva del SUE, sistema universitario español, en su relación con su efecto sobre la sociedad española en su conjunto.
Año de publicación de la revista: 2018
Tipo de publicación: info:eu-repo/semantics/publishedVersion info:eu-repo/semantics/article