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Identifier: imarina:3654550

Handle: https://hdl.handle.net/20.500.11797/imarina3654550

Authors:
Martínez-Hernáez A, Correa-Urquiza M

Abstract:
La salud colectiva es ya un paradigma de largo recorrido en América Latina. La salud mental colectiva, por su parte, ha tenido un desarrollo relevante en algunos países latinoamericanos, e incluso ha actuado como estímulo para la reforma psiquiátrica en estos países. Sin embargo, ambas aparecen encapsuladas en un tiempo y territorio, entre otras cosas, por la hegemonía de una epistemología-mundo que, mientras ha impuesto un modelo naturalizado de verdad, ha negado la posibilidad de que otros saberes discutan sobre aquello ya ordenado (nosologías, protocolos, políticas, etc.), y menos aún sobre el propio ordenamiento. En este artículo reflexionamos sobre el poder de la etnografía, en tanto forma de conocimiento y relación social en sí misma, para ensanchar los espacios para una salud colectiva posible en un contexto donde aún es incipiente: Europa. La idea es que el punto de vista etnográfico facilita repensar lo ya dado, creando permeabilidad en las prácticas ya sedimentadas, así como nuevas ventanas de asombro.